lunes, 28 de septiembre de 2009
RENOVARSE O...
martes, 22 de septiembre de 2009
Soy, uno más
jueves, 17 de septiembre de 2009
Momentos para escuchar
viernes, 11 de septiembre de 2009
De ojos cuadrados
¿Qué tal? Por lo que veo, estuvísteis a punto de "crucificarme" en la última entrada, ¡eh! jajaja me esperé mucho a deciros que no se trataba de mí, si no de una metáfora. Casi me juego mi poca dignidad.
En fin, hoy me apetecía contaros (con todo el respeto al gremio informático), lo que para mí está resultando ser una de las semanas más largas de este verano.
Veréis, me apunté a un curso avanzado para edición de páginas web en .php y mysql, que por lo visto son lenguajes de programación avanzados.
Digo avanzados, porque para alguien como yo, que no tiene ni pajotera idea de programación, son un mundo.
Y dentro de ese mundo, estoy pasando 5 horas todos los días. Os cuento:
Como os he dicho, el curso era de creación de páginas web avanzado. Se trata de 25 horas en una semana donde se expone todo el temario. El curso lo imparte la umh (Universidad Miguel Hernández de Elche).
Mi ilusión cuando pagué la matrícula era desbordante, ya que sabiendo diseñar páginas web, esto me daría la suficiente formación como para hacer páginas web 2.0, es decir, que tengan interactividad con el usuario.
Bien, el primer día, empecé con ganas, pero llegué rendido a mi casa. El segundo día, llegó un momento que me dí por vencido y le dije al profesor que yo no tenía ni idea de programar, y que prefería pasar mi tiempo haciendo cosas en mi casa. El profesor me dijo que empezara de 0 a mi ritmo, y que le fuera preguntando las dudas.
¡Eso hice! ¡Y conseguí aprender .php! Genial, el segundo día fue un halo de alegría.
Este "halo" duró un día, ya que el miércoles y ayer jueves, fueron como estar en un infierno de puntos y comas, y paréntesis y palabrotas en inglés que no entendía ni con un diccionario. Pero aguanté.
Hoy es el último día. ¡BIEN! Mi objetivo se ha cumplido, he conseguido aprender lo que yo quería. El resto... no se muy bien para que sirve. Realmente, he llegado a la conclusión de que el mundo informático, es... para informáticos. Pero me merezco mi título. Ese título lo merece tanto la persona que ha conseguido aprenderlo todo, como aquel que ha sido capaz de estar 5h. al día escuchando eso. No es broma.
Pero sin discriminar, ¡eh! Solamente separo el mundo normal, del mundo informático. Y que para programar... hay que tener mucha paciencia y tiempo libre.
En fin..., ¡que sería de nosotros sin informáticos...!
¡Hasta el lunes! ¡Buen fin de semana!
Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE
martes, 8 de septiembre de 2009
Crisis de identidad
Hoy, de nuevo, vuelvo a escribir por la mañana. Me está costando acostumbrarme a coger el ritmo de las noches, pero pronto volverá todo a la normalidad, lo prometo.
Hablando de todo...
Hoy, me levanto de mi cama un poco cansado, mi colchón LoMónaco, no ha cumplido su cometido esta noche.
Me pongo mis Havaianas y me dirijo a la cocina a tomar mi desayuno. Entre Kellog's y Cuetara sacio mi dulce apetito matutino. Don Simón me recomienda que me tome un zumo de naranja, y así lo hago y puesto que la noche ha sido mala, no dudo en tomarme una Aspirina para mejorar mi estado.
Mientras me aseo, Axe y Nivea me hidratan y me perfuman. Me visto con mi polo de Tommy y mis pantalons de Kalvin Klein. Geox decoran mis pies.
No dudo en utilizar hoy el aroma de Hugo Boss, me gusta. Me queda bien.
Salgo a la calle, bajo al aparcamiento y subo en mi Audi A3 en dirección a la escuela superior de gestión comercial (ESIC). Pero, ¡mierda! ¡Me he dejado mis gafas de sol!
Rayban no me lo perdonaría, así que me dirijo corriendo hacia la Multiopticas más cercana. ¡Está cerrado! ¡Malditos incompetentes!
Sigo mi camino hacia la escuela y hago tiempo en la cantina leyendo Marca y Expansión. al parecer se han acabado los ejemplares de El País.
Una vez fuera de clase, enchufo mi Mac Book pro y me entro en internet. Chequeo mi Hotmail, Mi Facebook, y entro en Google para realizar unas consultas.
Para comer, me dirijo al supermercado Hipercor más cercano, compro pastas Gallo, y su salsa correspondiente, Calve de carbonara. Vuelvo a mi casa, y me siento en mi sofa.
Cuatro se adueña de mi televisor, me gusta su programación, va con mi estilo. Cuando me levanto me doy cuenta de que mi aspecto no es el que me gusta. Bajo corriendo a la peluquería Llongueras más cercana.
Después de mi cambio de look, me pongo la ropa de deporte Nike y me voy al gimnasio.
Cuando llego a casa, la revista SportLife me recomienda que haga una cena saludable, así que Floret se encarga de mi plato de ensalada, Aquarius me hidrata y Plátano de Canarias me recupera.
Vuelvo a mi colchón ya por la noche, y pienso que debería cambiar mi estilo. Pero ya no recuerdo como soy. Mejor dicho, ya no recuerdo como era.
Las marcas me robaron mi identidad, y me convertieron en esclavo de la suya.
Bueno búhos, el relato de hoy es un pequeño cuento sobre saturación publicitaria y el poco bien que hace a las personas abusar de la identidad de marca. No perdáis vuestra personalidad.
Espero que os haya gustado ¡Hasta el jueves!
Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE
viernes, 4 de septiembre de 2009
Profesionales de su vida
Sé que no es lo normal vernos a estas horas. Pero ayer me fue imposible actualizar, supongo que la vuelta a la rutina, el trabajo y los horarios, pudieron conmigo y cuando llegué a casa a penas podía escribir algo coherente.
El caso es, que hoy venía a proponeros una cuestión.
He hablado de esto con mi entorno, y hay opiniones para todo, pero me apetece conocer la vuestra, que seguro que es interesante.
Vereis, hay quien piensa que:
- Trabajamos para vivir
y otros que piensan que:
- Vivimos para trabajar
La primera es con la que más me siento identificado. Es decir, para mí la vida no es sólo trabajar, ¡hay tantas cosas que hacer! Por ejemplo, pienso que perfectamente puedo vivir para viajar, para conocer sitios nuevos, ¡para hacer muchas cosas!
No necesariamente tengo que vivir para trabajar. ¡Cuidado! Con esto no estoy diciendo que no quiero trabajar, ni mucho menos. Pero que sin duda, no pienso pasarme toda mi vida trabajando sin poder disfrutar.
Y... amigos, aquí está la cuestión. El equilibrio entre trabajo y disfrute. El que encuentre estabilidad en esta relación, habrá descubierto su piedra Rosseta.
Aquellos que dicen: vivir para trabajar. ¡Cuanto aman a su trabajo! ¿No? Envidia sana me provoca. Ya que al parecer hacen de su vida su trabajo. Pienso que en este grupo podemos englobar al gremio médico, o a los maestros... o a cualquier profesional de cualquier rama que sienta divinidad por su trabajo. Me parece genial. Solo que... un poco exagerado.
Creo que en esta vida hay tiempo para todo, y que separar el trabajo del resto es, casi necesario. El que se encuentre agusto con su empleo que siga, pero que no se obsesione, que al fin y al cabo de lo único a lo que a uno le despiden indefinidamente, es de su propia vida.
¡Hasta el lunes!¡Buen fin de semana!
Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE