Me conmueve.
Los humanos nos afanamos en crear mitos y dioses con pies de barro. Idolatramos a todo aquello que posee la capacidad de generar una respuesta por pequeña que sea a nuestra conocida e íntima inseguridad.
Las personas emitimos a diario y con cada acto que hacemos una serie de mensajes que se transforman en percepciones. De hecho cada cual es, porque existe y significa algo para los demás.
El problema viene cuando esa emisión se desvanece. Parece que aquel al que hemos considerado un loco aventurero por su arriesgada forma de tomarse la vida alegremente, se convierte en humano.
Y se convierte en humano porque como el resto de los mortales es capaz de desfallecer y rendirse ante un momento de flaqueza y soledad.
Nos empeñamos en idolatrar y creer en aquellas personas que no parecen ser humanas. Que con su fuerza consiguen engañar y vencer al hastío y la apatía, a la infelicidad, a la soledad y al dolor.
Todos somos humanos. Ninguna virtud me diferencia del resto de los mortales. Solo sirve creer en aquello que quise hacer de mí.
¿Qué texto tan raro verdad? Seguro que alguna vez habéis sentido como se os viene encima todo e impotentes sólo queréis que os aplaste lo antes posible para volver a levantaros.
Son días difíciles pero esperanzadores, porque si consigo levantarme de esto, que estoy seguro que podré, habré confirmado que mis pies no son de barro.
No he tenido un buen día. Ni una buena semana. Pero tengo mucha esperanza, pues seguro que acaba muchísimo mejor de lo que ha empezado todo.
Un saludo búhos!!