domingo, 24 de abril de 2011

Reto

Bienvenid@s.

Hoy me gustaría plantearos una idea que me ronda la cabeza hace unos meses. Todo parte de la frase: 'el fin justifica los medios'. Muchos conocemos esta frase y seguro que más de una vez la hemos aplicado en uno u otro contexto, muchas veces también, sin razón.

Un atleta compite, se esfuerza y lucha para llegar a la meta, ¿o para llegar primero a la meta? Da igual, en cualquiera de los casos, sabe que para acabar tiene que cruzar la línea de llegada.
Un ciclista igual, empieza la etapa con la intención de cruzar la meta. Es su final. Conoce el final. Sabe el final.

De acuerdo. Ahora extrapolar esto a todos los deportes y tendréis una contestación fácil. Pero intentar hacer el mismo ejercicio con vuestra vida. ¿A dónde quieres llegar? Fácil, dos opciones:

A. No quieres llegar a ningún lado, te limitas a esperar la meta común.
B. Escoges tu meta e intentas alcanzarla.

Bien. Cualquiera de las opciones es más que respetable. Cada cuál que elija la suya. Pero os advierto una cosa, si elegís una meta que no es la común, echarle valor.
¿Por qué? Sencillo.

El recorrido es largo, duro, doloroso, aburrido y lo suficientemente complicado como para rendirte en la primera oportunidad. Un reto vamos.
Y ahí estás tú. Nadie te ha dicho que escojas esa meta, nadie te ha forzado ni te ha sometido a la elección de dicho final y tú sin embargo, cabezón, lo elegiste. Muy astuto.

Y en mitad de ese camino, piensas: "Yo ya no se donde ir si no tengo donde volver". "Yo ya no quiero caminar si no hay nadie a quien ir a ver".

Bien, pues para todos aquellos que os encontréis en mitad de un camino para conseguir algo y estéis perdidos, ánimo.
¡Bienvenidos al desierto y la soledad de un reto! ¡Disfrutad de este agradable paisaje!

Sinceramente, la dureza, el dolor, la fatiga, el cansancio y la dificultad son motivos suficientes como para llenar el orgullo y darte más fuerza. Alentador es pelear con aquello que te desconcierta, con el final que no conoces y con la meta que solo verás cuando la cruces.

¡Ánimo atleta! Si la vida es una carrera, tu tienes que ser un corredor de fondo. No tengas prisa, pero aguanta.
Nunca. Te des. Por vencido.




Miguel M.E. eL descafeinado de meDia nochE