martes, 28 de abril de 2009

Yo no me canso

¡¡Buenas noches, búhos!!

Hoy, eL descafeinado comparte popularidad con la posible pandemia de la "crisis porcina", que esperamos que se actúe pronto, y que no se siga extendiendo.

Para empezar un poco e ir quitándole algo de leña a la actualidad sanitaria, tengo que deciros que ésta vez os voy a hablar de algo que no se me ha ocurrido mientras iba en el bus, o de camino al trabajo, como suele ser habitual, ha sido mientras leía eL descafeinado.

Alguna vez, habéis oído esta frase de: ¡(...) parece que hayas nacido cansado/a!
Bueno, tengo que reconoceros que a mí si que me la han dicho alguna vez. No es que me canse de hacer las cosas, es, que a veces me faltaba algo que denominaban: constancia.
Y como un gran maestro me decía: la constancia y la serenidad son los pilares esenciales de cualquier labor.


Pero yo tengo una duda. Si somos realistas, (y si me equivoco, decírmelo), los seres humanos nos cansamos de todo.
Llega un momento en el que nos cansamos hasta de nosotros mismos. ¿Y esto, porqué?

Mirar, yo he llegado a la conclusión de que cuando algo nos gusta, abusamos tanto de ese placer que llegamos a explotarlo, y acabamos desechándolo. Y si no, poneros ejemplos: con la música (grupo o canción), con la comida (por artazgo), con hobbies, ¡incluso con amistades! (espreo que en el menor de los casos)

Pero sí. Se ve que ahora aguantamos menos. Estamos en constante cambio, ¿no? (sin dramatizar las cosas, ¡eh!, que sabéis que no me gusta). Ahora resulta que socialmente tenemos héroes temporales. Cuando alguien o algo nos gusta, lo idolatramos, lo subimos en un pedestal y éste, tiempo después cae por su propio peso. Pocas personas llegan a saciar durante toda una vida la sed de sus compañeros, amantes, seguidores, fans, o como quieras llamarlo. Ahora eso ya no está de moda. Lo que vale ahora es cambiar, o eso parece.


Y... digo yo. Cuando encuentras algo, verdaderamente bueno, que dura, y sobre todo, que no cansa, ¿qué haces? Continuas... o ..., ¿qué haces?

A mí me ha asaltado esa duda cuando leía los anteriores comentarios que había escrito durante estos meses. Me he fijado que últimamente redundaba mucho sobre el sentido de la vida, o mejor dicho sobre sobre el sentido que le daba a mi vida a través de cosas que me pasaban.
Y... supongo que aunque sea un blog personal, también me gusta hablar de otras cosas.
Sobre todo, me gusta hablar expontáneamente de mi alrededor, e intentar hacer una visión global del mismo. Para ver si entre todos los búhos descubrimos oscuros secretos celosamente custodiados por la vida. Jeje, no creo, pero me conformo con seguir aprendiendo de lo que me contáis.

De verdad, no se trata de cambiar, se trata de no abusar. Pero, en vuestros casos... os hago una pregunta:
Cuando algo funciona bien... ¿has de seguir con ello mientras funcione hasta agotarlo, o sois de los que preferis reservaros un poco y cambiar de rumbo antes de que la cosa vaya a peor?

En mi caso, no creo que la cosa vaya mal, pero soy de los que me gusta estar alerta al cambio y nunca abusar de lo bueno, porque creo que tanto lo bueno como lo malo, acaba, y viene algo nuevo, y eso... eso es de lo que no me canso, de cambiar y de intentar mejorar.

¡Buenas noches búhos!

Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE

viernes, 24 de abril de 2009

Amor de Chupete

Me he enamorado, lo siento.

No podía aguantarlo, creo que es algo que todos hemos pasado alguna vez. Por fin encuentro la lógica a los anuncios de compresas que nos intentan explicar a que huelen las nubes, y estas tantas cosas antes denominadas moñas, pero... ¡Vaya! ¡Soy un hombre nuevo!

He de reconoceros que este descubrimiento interno es fruto de un trabajo intenso, de contrastar experiencias, de conocer y aprender de un monton de personas y situaciones. Pero mira, me he enamorado y, ¿a que no sabéis lo mejor de todo? Pues sí, que es lo más bonito que he visto.

Fijaros, tan seguro estoy ahora mismo de mi estado, que si no fuera porque tiene tantos pretendientes, la querría para mi sólo.

Empiezo mi historia:

Desde pequeño, muy pequeño, he pretendido encontrar mi camino, hacerme mayor, madurar y enderezar mi vida hacia lo que yo quería. Ya desde pequeño me marqué como único objetivo el crecer. Hacerme alto (todavía no lo he conseguido), hacerme inteligente, tener un trabajo reconfortante, poder ayudar a los demás y sobre todo, disfrutar haciéndolo y haciéndome.

He atravesado la etapa de la niñez, la de la tontería, la de la adolescencia (in crescendo de tontería), la edad del pavo, la edad del pollo, y la edad de cualquier animal que os haga pensar en un sinónimo de edad tonta. Pero... ¡por fin he llegado! ¡He encontrado el amor de mi vida! ¡Ya me considero mayor!

Ella es como mi salvadora, aquella a la que le dedico los últimos momentos de mi noche, y los primero de mi día. Aquella que no olvido y que hace que sonría de alegría. Es increíble, pero... como me gusta estar enamorado. Sé que me entendeis porque es una situación que normalmente es conocida por la mayoría de los mortales.

- Vaya, vaya Miguel... ¿Y, de quien se trata? ¿Cómo la has conocido? (preguntarían)
- Diré como la he conocido y diré que todos la conoceis.
- La he conocido gracias a unos niños.
- ¡Vaya! ¡Viejos sabios!
- Los mejores sin duda. De hecho ellos me han enseñado que:
Nos pasamos toda la niñez queriendo hacernos mayores para que una vez que lo somos, nos pasemos el resto de nuestra vida intentando parecer niños.

¿Por qué digo esto? Porque he aprendido de los niños que su inocencia, sus ganas de aprender, su alegría, su amor, su cariño, su sinceridad, su juego, su risa, su llanto, su aparente distracción y su seguridad son las claves de mi vida.

Me he enamorado de una forma de ver la vida, me he enamorado de un anuncio que me lo ha enseñado. Me he enamorado de una publicidad que aunque aparentemente esconda un fin económico, me ha enseñado, que la razón la tienen los niños. Que la fuerza está en el espíritu por sacar el niño que llevamos dentro.

Me he enamorado de la vida, porque ahora que aparentemente me he hecho mayor, he empezado a verla como un niño. Gracias, publicidad.

Bueno búhos, siento haberme escondido tanto tiempo en este texto, pero esque me gusta mi trabajo. Yo quiero hacer buena publicidad.
Os dejo con un par de vídeos que os recomiendo que veais atentamente y con el audio puesto. Yo, por lo menos, os aseguro que disfruto haciendo mi trabajo, y que confio en poder enseñar todo lo bueno a través del arte de la publicidad.

Sin más, búhos, sacar el niño que llevais dentro. Sacar lo más sincero, infantil, gracioso, inocente, sano, limpio, bueno, y sobre todo noble, que llevais dentro.

Quedaros con lo bueno. Lo malo, los mayores ya lo conocemos. ¡Hasta el lunes!







Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE

martes, 21 de abril de 2009

Talla XXL

Buenas noches búhos/as

Enserio, os tengo que felicitar por los comentarios que escribís, son todos interesantes y seguro que a más de uno nos ayudan a ver las cosas de otra manera.

Ahora, si os habéis fijado, he puesto un apartado en el que podéis enviarme al correo cualquier sugerencia sobre algún tema o recomendación, o incluso, redactar vosotros un tema para que podamos verlo en eL descafeinado. Podéis hacerlo a través del icono con el sobre de la derecha.

Y sin más, os doy la bienvenida a una nueva idea que llevo dándole vueltas algún tiempo.Se trata de tallas y dimensiones.

Pero no me refiero a la locura anual de las dietas por la proximidad del verano ¡eh! jeje, de eso ya trataremos. De momento me refiero a lo grande que parece que se le queda el mundo a algunas personas.

Es curioso, pero es verdad. No hace mucho tiempo, he ido fijándome en los castillos de arena y aire que hacen algunas personas, normalmente mayores, sobre cosas que la mayoría ni siquiera damos importancia.

Resulta que el mundo, y la sociedad en la que vivimos, avanza a un ritmo frenético, yo diría que exageradamente acelerado, pero... es lo que hay.
¡Sí! Las cosas son como son. Es una lástima pero no podemos frenar lo que viene siendo una continua carrera por mejorar, por innovar, por crear, por descubrir...
Podemos estar más o menos de acuerdo, pero el caso es que nos ADAPTAMOS.

Se suele decir que a todos los cambios, bien sean tecnológicos, sociales, culturales, etc... se adaptan mejor los jóvenes, o las personas de menor edad ya que son más fácilmente influenciables, o se empapan mejor de todo lo nuevo, pero, ¿qué pasa con el resto de gente?

Todavía recuerdo aquellos que se negaban a tener un teléfono móvil, y que el mismo ritmo de vida les ha puesto uno en el oido.
O también me recuerdan aquellos reacios a los ordenadores que han sucumbido en ellos hasta el punto de hacerse verdaderos "frikis".



Pero aún así, y en otros muchos casos fuera de la tecnología, hay una gran cantidad de gente que le cuesta adaptarse y que sigue siendo reacia al cambio. Pues para todos ellos, tengo un consejo:

Leí esta mañana en un periódico que las personas capaces de adaptarse mejor a los cambios, de poder pensar y ponerse en el papel opuesto, o ser capaz de empatizar todo lo que pueda con su entorno, tiene más esperanza de vida que la persona reacia.

Podrá parecernos una chorrada, pero creo que debemos tenerlo en cuenta. No pretendo que ahora penseis que por cambiar tu ideal de vida, vas a vivir más. Pero si que os animo a todos a que replanteis muchas cosas a las que sin querer y por prejuicios o normas pasadas, frenamos en nuestras vidas.

Cambiar siempre que sea para mejor, es bueno. Así que si podeís ayudar a cambiar la idea de aquellas personas perseverantes en su pasado, le estareis haciendo un favor, no porque al parecer le alarguéis la vida, sino porque le vais a facilitar vivir aquí y ahora.

¡¡El jueves nos vemos búhos!! ¡Hasta pronto!



Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE

viernes, 17 de abril de 2009

Sobre Perspectivas

Hola búhos, ¡buenos días!

En primer lugar, quiero disculparme por el retraso del post, pero tengo que deciros que últimamente mi conexión a internet está también de vuelta de vacaciones y funciona cuando quiere.

En segundo lugar, creo que lo de la mesa redonda ha ido bastante bien, con lo que algún día en el post que se precie y querais se puede repetir. Incluso se puedo hacer en todos si lo consideráis necesario.

Y sin más rodeos, hoy os presento algo de lo que muchas he querido hablar, pero no nunca he encontrado la forma, y es que se trata de las perspectivas.

Sí, perspectivas. Vamos a tomar esta palabra como la forma personal que tenemos de entender un objeto o una situación cuando la vemos. Partiendo de este punto;


No sé si os pasado alguna vez, pero a mí me ocurre bastante a menudo.
Resulta que cuando personas mayores o de mi edad pero con su experiencia, me recomiendan, ayudan, guían o advierten de alguna situación, de algún acontecimiento, ...etc, lo hacen para que yo no cometa el error que ellos cometieron en su día y que las hecho maestros para poder enseñarme a que yo no caiga en dicho error.

Bueno, pues si el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, yo reconozco que lo hago tres veces.
Esque, ellos me hablan desde su perspectiva de haber pasado esa situación x, y quieren ayudarme sabiendo que yo seguramente caeré en el mismo error.
Pero no se dan cuenta que las personas por tozudas o por lo que los quieras llamar, hasta que no lo pasan, no lo saben.
Y cuando lo pasan, ¡se acuerdan que se lo habían advertido!

De verdad, como me gustaría en el momento que me dicen una cosa, saber como tomarlo para no caer en ese error, seguro que avanzaría más rápido y no tropezaría con cosas tan tontas.

Es más, seguro que si lo hiciéramos todos, si escucharamos más y mejor yo creo que llegaríamos más lejos todavía.

Pero bajo mi punto de vista, todo son perspectivas. Perspectivas, ¿por qué? Porque las personas que enseñan lo hacen desde el punto de vista de la experiencia, de haber pasado por eso, pero la persona que recibe la enseñanza no sabe hasta que punto eso le es útil y si realmente lo va a tener que aplicar en su vida.


Creo que lo que habría que hacer es, por parte del "educador" ser un poquito más empático y trasladar mejor su enseñanza al receptor, y el receptor que tenga los sentidos bien abiertos y escuche, que si se lo dicen, es por algo.

Si quereis una enseñanza, por pequeña que sea, hacer caso a los que más saben de la vida, porque seguramente ellos te enseñarán la mejor perspectiva de la misma.

¡Un saludo búhos!


Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE

lunes, 13 de abril de 2009

Lo llaman Sindrome

Hola búhos, ¡buenas noches!

Como prometimos, hoy volvemos a la normalidad (nunca mejor dicho). Hoy es el día de vuelta a todo. Vuelta al trabajo, al estudio, a las prisas, a las compras, a todo... pero también la vuelta al descafeinado.

El caso es que el día de hoy, (o el lunes para los que empezaron ayer la normalidad), es un día de ánimos dispares. Te pueden pasar dos cosas:

  1. Vienes renovado completamente con las pilas cargadas
  2. Es una bofetada en la cara y las vacaciones cortas sólo sirven para amargarse más a la vuelta.

La primera opción, es la recomendada. Porque parece que si has podido desconectar durante unos días, la vuelta al trabajo resulta incluso atractiva porque tienes cosas que contar, tienes tertulia, incluso tienes ganas de coger rutina de trabajo. Parece que funciones perfectamente y que en el trabajo te desenvuelvas como pez en el agua. De verdad, pareces un hombre nuevo.

La segunda opción, es un tanto más habitual.
Normalmente suele darse cuando las vacaciones o bien han sido muy cortas, o bien no se han disfrutado, o mejor todavía, resulta que las has disfrutado tanto que volver a la rutina es un auténtico bajón.

Bien, pues desde el descafeinado, nos sentimos comprometidos con las personas de la segunda opción, y proponemos una mesa redonde donde nos contéis que se puede hacer para llevar bien la vuelta a la normalidad.

De momento, mi estilo es el siguiente:
Intento llevarlo lo mejor posible, dando buena cara porque realmente gracias a que trabajo, luego puedo tener unas buenas vacaciones. Es decir, que si estuviera todo el día tocándome las narices no apreciaría tanto una semanilla de vacaciones. Con esto no me considereis un friki del trabajo, pero yo lo veo así, por lo menos, hace que las disfrute más, y os aseguro que estoy volviendo a desear que llegue un puente o el deseado verano jeje.

Pero bueno, no nos engañemos, a pesar de que quiero levantar mi ánimo, intentando animaros a vosotros, yo también sufro ese síndrome, y lo llaman: síndrome pos-vacacional.

Es una epidemia, lo prometo. Casi todos tenemos nuestra cabeza en la playa. Por eso, os recomiendo que metais vuestra cabeza en esto:



Ale!! A disfrutarlo. El jueves volveremos con la pilas todavía más renovadas. ¡¡Hasta pronto!!

Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE

lunes, 6 de abril de 2009

Miopia Personal

¡¡Buenas noches!!

¿Qué tal búhos? Ya casi estamos de vacaciones... de verdad, esta vez si que las estoy deseando con todo y por todo. Necesito unos días de descanso, porque entre la universidad, el trabajo y mis cosas, hay días que acabo rendido.

Pero eso también es bueno. A esta vida se viene a trabajar, a luchar por lo que uno quiere, y si puede, a disfrutar mientras lo hace.

En eso precisamente pensaba hoy. Iba de camino al trabajo (andando, como prometí) y, a parte de escoger un camino diferente para llegar a la oficina, también he tenido alguna que otra apreciación distinta.

Vereis; hoy precisamente no era uno de mis mejores lunes, puesto que me había acostado tarde la noche anterior, y el hecho de no dormir mucho sumado al ritmo frénetico de un comienzo de semana, se me hacía bastante cuesta arriba.
Iba andando por una avenida de la ciudad que es muy luminosa y muy llena de vida, y a pesar de mi desánimo, había algo en el ambiente que me hacia sentir agusto. Iba escuchando (como suele ser habitual) mi música y a la vez, observaba que la gente con la que me cruzaba, me miraba y me sonreía.

Esto ha sido así hasta tal punto que he llegado a pararme, y mirarme en un coche para ver si me había manchado mientras salía de casa apresuradamente. Pero ¡no!, todo estaba normal.

He llegado a la oficina, y seguía preguntándome que le pasaría a la gente para que me miraran y se sonrieran. Bueno, a la hora de comer, se lo he comentado a mi compañero de piso mientras cocinábamos, para ver si podía darme alguna explicación.
Pero la explicación me ha venido justo antes de escribir. Cuando esta noche, calmado ya de la angustia de todo el día, me he dado cuenta de que poco a poco me he convertido en una víctima de mi vida.

¡Sí!, es curioso. Vas creciendo, vas avanzando y te vas viendo más capaz de hacerlo todo por tí solo, te vas viendo autosuficiente. ¡Eso es bueno!
Aprendes a vivir de tí. Te medio-independizas, empiezas a adquirir un medio-sustento, haces tu vida medio-independiente, hasta que cada vez más, dependes únicamente de tí.

Entonces, cuando has llegado a ese extremo, que crees que tu sólo puedes con todo, te das cuenta de que no vale para nada si no tienes a nadie con quien compartir tu fortuna personal. Empiezas a creer que tu eres el que ayudas y que no necesitarás ayuda, que puedes salir tú sólo de todo. ¡Sí!, no lo niego. Pero... ¿por qué?

Me he vuelto incapaz de dejar que me ayuden. Sé ayudar, me encanta ayudar, pero no me gusta que me ayuden, y eso... eso es un problema. Vivimos en sociedad, y somos seres sociales, así que tan bueno es ayudar como dejar que te ayuden.
Por eso he pensado que si hoy todo mi día se había levantado del revés, alhomejor la gente con la que me cruzaba, solo intentaba que levantara mi ánimo. Que siempre que estés mal, hay alguien que querrá ayudarte y ponerte bien.

En fin, todos los días se aprende. Espero que esto os pueda ayudar y para los que ya lo habías descubierto, pues recordarlo, que no viene mal.

Un saludo muy fuerte búhos, os deseo una feliz Semana Santa y vacaciones. Nos vemos pronto por aquí, y perdornarme si no puedo actualizar el mismo jueves santo.


Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE

viernes, 3 de abril de 2009

Una pequeña gran piedra

¡Hola Búhos! ¿Qué tal?

Buenas noches a todos. Tengo que deciros que de verdad, teneis ideas todos muy buenas en los comentarios, y si alguna vez quereis hacer alguna entrada, o alguna recomendación para algún post, no dudeis en hacerlo. Me podeis enviar un mail, o decírmelo a través de los comentarios. Seguro que serán interesantes.

Bueno, hoy me gustaría empezar diciéndoos una frase que leí el otro día en la revista muy interesante. Hablaba de la historia de la vida, y venía a decir algo así como:
Si volviera a empezar el mundo, y la vida humana, sólo habría una posibilidad del 0.02% de que nosotros volvíeramos a existir.

Y esto, ¿porqué? Muy fácil. Porque segurmante si nos remontamos en nuestra historia, nuestros antepasados han tomado decisiones tan variadas en su vida que han dado como resultado la realidad de hoy en día. Por ejemplo, si un antepasado mio, no se hubiera ido a vivir a tal sitio, por tal circunstancia, no habría conocido a la que fue su mujer y no habría engendrado a mi abuelo. A su vez éste si no hubiera cogido un constipado y enfermado, no hubiera conocido a mi abuela que trabajaba en un hospital. Y así, multiplicad por todos los años de nuestra historia.

La vida se hace por pequeña circunstancias, pero éstas son vitales. La casualidad siempre es algo muy remoto, pero gracias a ella estamos hoy aquí, así que... ¡bendita casualidad!

Y ahora, fijaros que cosas tiene la vida. Resulta que un día estaba en clase haciendo una exposición delante de mis compañeros sobre la industria del mármol (característica de la zona donde vivo), y al profesor le gustó mucho. Tanto, que me dijo que quería ver algún tipo de marmol que se hacía en esas fábricas, por curiosidad.
Yo, lo tenía fácil, sólo tuve que decirle a mi padre que por favor me consiguiera una piedrecita de marmol pequeña para llevársela al profesor de la universidad. Mi padre, enseguida se puso en contacto con un buen hombre llamado Pedro, y en menos de dos días, tenía en mi casa no una, si no cuatro preciosas piedras para mi profesor.


Una vez se las dí, aquel quedó impresionado. Francamente le gustó.
Las tenía colocadas en su despacho, y un día, se presentó el director del colegio de publicidad en su despacho y le llamó la atención esas piedras. Mi profesor le habló de ellas y de como las había conseguido, etc. Se pusieron en contacto conmigo y volví a llevarle, esta vez el director del colegio de publicidad sus piedras. Hice buena relación con aquel hombre, y por verano, me pidió que trabajara en su despacho porque le gustaba el trabajo que hacía sobre comunicación on-line. La verdad, no estuve mal, pero no me gustaba aquello.

Mientras trabajaba, conocí a uno de los "clientes" de aquel despacho. Tanto hice relación con el, que me ofreció un puesto en su agencia.

Hoy, llevo trabajando 8 meses con ellos, y en mi nómina, pone como concepto, director del departamento de comunicación.
¡Vaya! ¡Director! ¡Qué bien suena!, no esta mal para tener 21 años (realmente director, es un nombre que no va acorde con el salario, lo prometo). Pero seamos realistas, todo esto, no sería posible sin Pedro.

Sí, Pedro, aquella persona: humilde, noble, trabajadora, amable y muy servicial que le hizo el favor a mi padre de darle aquellas piedras, y que han sido las primeras piedras de mi vida laboral. Gracias a ellas hoy tengo trabajo, y quien sabe, ¡alhomejor esta cadena llega más lejos!

Un pequeño detalle, cambia nuestras vidas, sin saberlo. Así que estaros despiertos y valorar las pequeñas cosas de la vida, porque en ellas está el sentido de la misma.

¡Un saludo y hasta el lunes!



Miguel Martí. eL descafeinado de meDia nochE