jueves, 19 de noviembre de 2009

Requiem Para un Adolescente Universitario I

Antes de empezar, os aviso.

Este texto no se trata de ninguna experiencia personal, y tampoco alude a un cánon o perfil de un joven universitario habitual.
Sólo se trata de un cambio de perspectiva. Disculpar por el vocabulario vulgar y soez que se emplea pero es necesario para interpretar el papel.
Es el primero de dos capítulos de momento. Ha de leerse como una narracion autobiográfica.

Fuente de la idea:
Esta mañana, salía hacia el trabajo cuando he visto un joven (de unos 19 años) con su ropa manchada y tirado en un banco con un litro de cerveza a su lado.

En ese momento mi cabeza ha empezado a pensar rápidamente, a bombardarme con ideas, una detrás de otra y no he podido aguantar a escribir lo que siento como si estuviera metida mi vida en la piel de aquel adolescente.


EMPIEZO A ESCRIBIR.


Mi cabeza no puede más, va a explotar. Necesito un tiempo, tengo que recuperarme. Empiezo a creer que tengo un problema.
El despertador suena tan fuerte que mi cabeza estalla. Después de un leve golpe a ese mortal aparato, sigo durmiendo.

Ayer volví a beber.

Me reuní con mis amigos en un tuburio cercano a casa. Intento no alejarme mucho cuando bebo. Me trae problemas, me resulta difícil llegar de nuevo a casa.

Tengo que dejar esta vida. No puedo vivir en mi movida personal. Los 80 han pasado, pero yo me aferro al espíritu de Nacho Cano, Loquillo, ... , y todos aquellos que minaron su salud a base de noches interminables. Esto me está matando, lo sé.

No os lo he dicho todavía, soy publicitario.
Mi trabajo es una mierda, no lo puedo negar. A todos hago creer que vivo en el limbo del mundo laboral, que mi trabajo me llena el espíritu y entretiene mi mente. Que no es un trabajo cualquiera y que sencillamente es la ostia.
La gente me envidia. Yo me odio.

No soporto a mi jefe. Mientras me desperezo y me preparo un café con un gelocatil me hago a la idea de que debo aguantarlo. No me queda otra. Necesito su asqueroso dinero.

Mis compañeros de piso duermen, ellos no trabajan. Desgraciados... son los consejeros de mi mala vida. Joder, ¡es miércoles! ¡Ni siquiera es fin de semana!
Dar por seguro que si tuviera una pistola a mano no dudaría en hacer lo propio para librarme de este dolor de cabeza.
De camino, en un autobús de línea me doy cuenta de mi mentira. ¿A quién quiero engañar? Soy uno más, soy carne de bar.

En mis cascos, Sabina me recuerda que por mucho que me joda la vida, todavía puedo acabar como él. ¡Menudo desgraciado! De momento intento ignorarlo, me limito a escuchar su triste melodía.

Cuando llego a la agencia, todos me miran. Parezco interesante, pero simplemente llego tarde, otro día más.
Supongo que Ramón, mi jefe, se da cuenta de todo. Sabe lo que pienso de él y de su trabajo, pero le da igual, me ignora. Se limita a alabar el resultado de mi trabajo. Sabe que es bueno. A mí, realmente me da igual.
Escribo estas letras en su cara. Mi arrogancia me mantiene despierto.

La pastilla hace su efecto y vuelvo a sentirme vivo. Es algo natural que piense en volver a beber esta noche. Ése es el problema, que me recupero bien. Aún soy joven.

Continuará...



Miguel M.E. eL descafeinado de meDia nochE

11 comentarios:

Anónimo dijo...

esto me suena...
Un adolescente de 19 años? trabajando con 19 años y siendo la envidia de todos?

Miguel M.E. dijo...

No te quedes con la edad. Simplemente... JOVEN.

19 son los años que creo que podría tener el chico que me ha inspirado en la historia. Pero yo he jugado el rol de ese chico desde MI vida y MIS años.

La arrogancia no conoce edad... la envidia siempre se tiene sobre la juventud, y no sobre la vejez.

Ser un joven, con experiencia y la envidia, es un sueño de borracho, pero es la vida desde un punto de vista de un borracho.

Anónimo dijo...

Estoy desconcertado.

Hugo dijo...

Este cafè no me gusta, me produce acidez, prefiero el descafeinado

Anónimo dijo...

Te sigo desde el primer momento y me habia hecho una idea tuya y del lugar(un oasis, en medio de tanta mierda como hay ) pero no consigo entender este ùltimo comentario.Esta noche con màs calma volverè a leerlo y no beberè antes de hacerlo, palabra

Miguel M.E. dijo...

Perdonar búhos.

Tenéis que poneros en la piel. Tenéis que estar presentes en la situación.

ES UNA CRÍTICA.

Sabéis que la juventud, en la que me incluyo, abusa a veces del consumo de alcohol, y quería ver como sería mi vida desde el punto de vista de una persona de mi edad que sólo piensa en la noche.

Me gustaría que lo viérais como un cuento o historia de reflexión. No es la típica crítica que nombra la situación y ya está. He querido ir más allá, he querido hacer partícipe mi vida de esta situación

Volver a leerlo ahora sabiendo esto.

Anónimo dijo...

Hoy no he querido emitir mi opiniòn, porque estaba un tanto descolocado Miguel M.E. ha dado la llave sobre la que abrir el mensaje y ahora que lo entiendo veo so objetivo.Creo no serè el ùnico.Saludos

SARA GIL dijo...

Hola Miguel,
He oído hablar de ti miles de veces, pero nunca había leído nada tuyo y la historia que relatas sobre el alcohol me ha encantado.
A partir de ahora seré una asidua de tu blog.
Enhorabuena!!!

Anónimo dijo...

Creo seria interesante un debate sobre el botellòn y sus posibles consecuencias desde un punto sin premisas iniciales, con total libertad, entre educadores, sociologos, etc, jòvenes y menos jòvenes que ya hayan pasado esa experiencia, negar su evidencia como minimo ademàs de irresponsable es una gilipollez

Anónimo dijo...

MAGISTRAL EL RETRATO.Sin comentarios

S. dijo...

Buenas

Tugurio. Es Tugurio, no tuburio.

Te aseguro que para conocer el vacío tienes que haberlo sentido en tus carnes. Tu personaje es el típico bohemio: un tipo talentoso alardeando de una adicción. Pero no se bebe sin una razón. Uno no desperdicia sus días porque es guay hacerlo. Has visto a ese chaval por la calle y le has aplicado tus referencias, pero no le has retratado.En mi opinión no has dado ni una.
No intento ser grosero. Lo siento si he despertado en tí un mal sentimiento, pero es mi opinión.

Un saludo